Las convocatorias extraordinarias de ayudas para la sostenibilidad turística, dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, financiado con los fondos europeos, han puesto sobre el tablero el concepto de Sostenibilidad. Esta activación de los destinos turísticos (y de muchos municipios que no lo son) para conseguir una parte del dinero en juego, obligan a hacer una reflexión. O dos.

En primer lugar, la necesidad de tomarse en serio la Sostenibilidad como estrategia de futuro. Si hay algo verdaderamente importante, es la oportunidad que se presenta para realizar una verdadera transformación del territorio, basada en un modelo que pivote sobre la conservación de los recursos patrimoniales, naturales y culturales, la reducción de la huella de los visitantes y ciudadanos, y el freno al cambio climático. Pero todo esto debe estar regido por un modelo de gobernanza nuevo, participativo e inteligente. Es necesario ir más allá de la mera inversión en energías verdes, o la rehabilitación de recursos para hacerlos más eficientes y “verdes”. Se trata de innovar en el modelo turístico, tomando la innovación como un proceso continuo, en el que intervienen no sólo los responsables técnico y políticos del destino (municipio, comarca), sino también el sector, en su sentido más amplio, y la ciudadanía. Hay que considerar ya el Turismo como una actividad económica transversal, profesionalizando su gestión, utilizando la información proporcionada por los datos –Big y small-, y traduciendo todo ello en una visión estratégica a medio y largo plazo. 

Es oportuno partir de la estrategia de turismo sostenible 2030 elaborada por Segitur, que analiza la situación y las tendencias de un mercado que hoy supone el 12% del PIB español: “es hora de plantearse si el modelo turístico puede mantenerse en la senda del crecimiento y responder a las necesidades no sólo del sector sino del territorio y de la ciudadanía en los términos actuales. Debemos garantizar que el sector dispone de las herramientas y recursos necesarios para adaptarse a un nuevo escenario presidido por el crecimiento continuado, la innovación tecnológica y los cambios acelerados en el comportamiento y motivaciones del mercado”. 

Esto va a costar. Lo fácil en la elaboración de un Plan de Sostenibilidad Turística en Destino es realizar el diagnóstico y traducirlo en unas actuaciones concretas encajadas en los cuatro ejes -Transformación verde, eficiencia energética, digitalización y competitividad-. Lo difícil es idear y poner en marcha el nuevo modelo de gobernanza que deberá surgir. La creación de un equipo profesional municipal, la transformación de las viejas estructuras de participación (patronatos, mesas de trabajo, etc.) en grupos operativos dotados de herramientas y capaces de tomar decisiones conjuntas, la implantación de la Smart Office…

No hay que dormirse para la convocatoria extraordinaria 2023.

Amundsen ha colaborado en la redacción y presentación de cinco PSTD para la edición extraordinaria de 2022 y dos para la convocatoria ordinaria. No es un trabajo que se pueda hacer con prisas, porque requiere de un trabajo diagnóstico serio y veraz, de un debate participativo abierto para validar todo el proceso y las actuaciones reultantes, y de un sosegado proceso de reflexión sobre el futuro del municipio.

Es previsible que las fechas de la convocatoria extraordinaria de 2023 sean similares a las del presente año, lo que significa que la fecha límite estará en torno a mediados de mayo, aunque podría ser antes. Quizá abril, como estaba previsto inicialmente. Aquellos destinos que quieran llegar a tiempo a la cita deben empezar a trabajar ya, y no esperar a enero, como lamentablemente ha ocurrido en muchos casos este año. Hacerlo con medios propios o acudiendo a la asistencia técnica de profesionales externos es decisión de cada destino, según sus recursos y madurez de los trabajos de diagnóstico y planificación elaborados hasta la fecha.